MARAVILLAFM Alegría dominicana para el mundo
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PorSarai
Noticias País, Ruili, Yunnan, China.- En medio del estremecimiento telúrico que sacudió el corazón de Myanmar con una magnitud de 7.7, dos enfermeras protagonizaron un acto de valor que ha tocado las fibras más sensibles de toda Asia.
El reloj marcaba los primeros segundos del caos cuando la tierra comenzó a temblar sin tregua. En el Hospital Maternal Jingcheng, ubicado en Ruili, Yunnan, las alarmas no vinieron en forma de sirenas, sino de cunas que se movían solas, paredes que crujían y luces que parpadeaban.
Sin dudarlo, dos enfermeras dejaron atrás cualquier temor personal para convertirse en escudos humanos, protegiendo a varios recién nacidos de un destino incierto.
El epicentro del terremoto se localizó en Myanmar, pero su onda expansiva se extendió por toda la región, sacudiendo países como India, Laos y Tailandia. China no fue la excepción.
En Ruili, justo en la frontera con Birmania, el hospital vivió instantes de angustia, en los que la vida de los más vulnerables estuvo en manos de quienes decidieron no huir.
Testigos relataron cómo las enfermeras cubrieron con sus propios cuerpos las incubadoras y tomaron en brazos a los bebés, mientras los techos vibraban y el suelo parecía deshacerse bajo sus pies.
Aquellos minutos de incertidumbre se transformaron en una muestra del compromiso del personal de salud, cuyo instinto fue proteger antes que escapar.
A partir de este incidente, la población local ha redoblado el reconocimiento hacia el personal sanitario, considerado ahora ejemplo de entrega y humanidad en tiempos donde el miedo podría haber sido más fuerte que la vocación.
Las autoridades de salud de Yunnan destacaron la rápida reacción del equipo médico, asegurando que, gracias a sus acciones, no se reportaron lesiones entre los recién nacidos ni pérdidas materiales significativas en la sala de maternidad.
La noticia ha circulado ampliamente en redes sociales chinas como Weibo y WeChat, donde miles de usuarios elogiaron el coraje de las enfermeras, calificándolas como verdaderas heroínas silenciosas.
El movimiento sísmico dejó huella no solo en la tierra, sino en la memoria colectiva de una región que, aún temblando, se aferra a historias que dignifican la vida y enaltecen la vocación de servicio.
