Las Pruebas Nacionales son una herramienta de evaluación, certificación y promoción para los estudiantes del nivel secundario, cuyo origen se remonta al 1991. Además de aplicarse en el último curso de la educación secundaria, para ese entonces también abarcaban el cuarto y octavo grado del nivel básico. Tras 33 años, se vuelve a poner sobre la mesa la posibilidad de eliminarlas totalmente.
El viceministro de Supervisión y Control de Calidad del Ministerio de Educación (Minerd), Oscar Amargós, indicó que se está analizando la pertinencia de este instrumento, debido a que hoy en día hay evaluaciones que pueden lograr los mismos objetivos, como el caso de las pruebas diagnósticas.
Otra de las razones para su eliminación es que, según señala, pueden ser un impedimento para que los estudiantes ingresen a la educación superior. De acuerdo con el informe de las Pruebas Nacionales del 2023, el 24.47 % de los estudiantes que se evaluaron en la primera convocatoria fueron remitidos a la segunda.
En contraposición, hay actores del sistema, como la exministra de Educación, Jacquelin Malagón, que considera que estas pruebas deben permanecer bajo cualquier circunstancia y ser reforzadas para garantizar los estándares de calidad.
De acuerdo con Amargós la función de las pruebas diagnósticas es determinar las deficiencias del sistema para corregirlo con anticipación. Si se decidiera suprimir las Pruebas Nacionales, propone el refuerzo de las diagnósticas y el establecimiento de un instrumento, dirigido por el centro, para la promoción de los estudiantes de sexto de secundaria.
Xiomara Guante, expresidenta de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), respaldó la posible eliminación de las PN bajo la premisa de que “hace tiempo cumplieron su cometido” de servir como investigación para determinar las deficiencias educativas y actuar en consecuencia.
La maestra expresó que esas evaluaciones perdieron su esencia en cuanto fueron eliminadas de cuarto de primaria, en 1996, y de octavo de primaria (ahora segundo de secundaria), en 2016. Además, reafirmó que las pruebas diagnósticas están cumpliendo este objetivo, por lo que seguir con ambas sería duplicar el esfuerzo y el gasto.
Exhortó, además de usar las pruebas diagnósticas, reevaluar un filtro que permita determinar si los estudiantes del ultimo nivel educativo están listos para ser promovidos al nivel superior.
No eliminarlas
Jacqueline Malagón manifestó que las Pruebas Nacionales deben permanecer, debido a que es la única herramienta de medición para determinar si un estudiante es promovido. Entiende que estas evaluaciones deben ser fortalecidas.
“Son las pruebas finales de la educación preuniversitaria, la única medición para promoción que tiene el sistema antes de lanzar el estudiante a la etapa universitaria. Determina si está apto para la educación universitaria, o para entrar al mercado laboral. Mide a todos con la misma vara”, expresó
Evolución
Darwin Caraballo, director ejecutivo de la Acción Empresarial para la Educación (Educa), indicó que eliminar las evaluaciones sin una herramienta que logre objetivos similares no es válido, por lo que exhortó una revisión de la metodología y el propósito de la misma.
“Las pruebas son necesarias, pero sí estaríamos a favor de reivindicar el diseño metodológico, los objetivos y su utilidad. Entonces, en lugar de ser un instrumento para contemplar una nota final de un estudiante, nos parece más valioso que aporte información sobre cuál es el nivel de logro alcanzado en términos de competencias”, dijo
Señaló que así podrían utilizarse para los que los institutos de educación superior sepan cuáles áreas reforzar en el ciclo preparatorio que incluye los estudios superiores.
“Lo que tendría que ocurrir es que las Pruebas Nacionales evolucionarán hacia un tipo de prueba diagnóstica que permitiera constituirse en un instrumento que permita diseñar mejores políticas públicas mucho más que dar una calificación final”, expresó.
Propuestas
Rechazó la propuesta de reemplazarlas por las evaluaciones diagnósticas, manifestando que estas pruebas no invitan a los jóvenes a estudiar, y que estos no les ponen el empeño que se requiere.